
2) Antecedentes – La cuestión de Premack & Woodruff (1978) y la propuesta de Heyes (1998)
Heyes (1998) hace un recorrido por las diferentes respuestas que han tratado de dar respuesta a la cuestión planteada por Premack & Woodruff (1978)[2], quienes detectaron ciertas evidencias experimentales que darían pie a afirmar que los chimpancés tienen conceptos relacionados con estados mentales como “querer” y “saber”.
Desde 1990 los primatólogos han tratado de dar respuesta a esta pregunta, realizando diferentes estudios empíricos de los procesos cognitivos de imitación, autorreconocimiento, relaciones sociales, decepción, toma de roles y toma de perspectiva. En ellos se trataba de evaluar dos factores: si los primates exhibían dicha competencia, y la validez[3] de dicha capacidad a la hora de evidenciar la existencia de teoría de la mente en primates.
Para asegurar la validez habría que descartar que no se diese el comportamiento por casualidad, o como producto de procesos no mentalistas, tales como el aprendizaje por asociación, las inferencias basadas en categorías no mentales, o incluso por discriminación condicional.
Hasta 1997 estos estudios no dieron evidencias inequívocas de competencia y validez ni con respecto a los procesos de imitación y el autorreconocimiento, ni con respecto a la sensibilidad para las relaciones sociales ni al sentimiento de decepción, puesto que, incluso en el caso de que se exhiban dicho comportamientos, esto no basta para indicar que se posea una teoría de la mente.
Con respecto a los estudios sobre la toma de perspectivas el asunto era más controvertido. Povinelli et al (1992a)[4] no encontraron que el entrenamiento en la detección de pistas ayudase a los chimpancés a resolver mejor las tareas, y aunque les ayudara, eso no indicaba que tuviesen atribuciones mentalistas.
Sin embargo, el experimento del conocedor-adivinador para investigar la toma de perspectivas (Povinelli et al. 1990)[5] incluía un test de transferencia que resultó de gran potencial para dar evidencia de que la competencia de dicho comportamiento sí tiene cierta validez para indicar que los primates puedan poseer el concepto de “ver”.
Heyes promueve en 1998 que se diseñen rigurosos experimentos que permitan discriminar entre argumentos mentalistas y los que no lo son, proponiendo que la metodología a emplear incluya aprendizaje por discriminación condicional y tests de transferencia[6].
Posted on abril 27, 2011
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